sábado, 29 de abril de 2017

Tus dedos sobre mi piel


Aún recuerdo con claridad cuando lo hice por primera vez, era un día primaveral en los que las flores empezaban a brotar y se empezaban a notar que los días eran más largos que las noches.
Estaba ansiosa porque llegase ése día, para dejar que la pasión tomase las riendas acompañando al amor que quería su lugar, especialmente porque ya había llegado el momento de que nuestros cuerpos se fundieran en uno sólo; llegaste dando un paseo a buscarme y nos fuimos hacia tu casa donde me aseguraste que estabas sólo, con lo cual era una oportunidad que no podíamos dejar escapar.
Cuando llegamos nos dirigimos inmediatamente a la habitación, antes de cruzar el umbral de la puerta pude ver que el suelo estaba lleno de pétalos de rosas rojas y velas formando un corazón, había cerrado la persiana para crear un ambiente romántico entonces se puso detrás de mi y comenzó a morderme el cuello, aprovechando su posición metió sus manos por debajo de mi blusa y a tocarme los pechos mientras la besaba el cuello, luego después con énfasis bajó una de sus manos hasta mi pantalón, me desabrocho el botón del mismo para a continuación meter su mano e ir hasta mi miembro para continuar excitándome para así que me dejase llevar además de disfrutar al máximo. Yo  a continuación le aparte sus manos para quitarle la camisa y tirarla por el suelo, después sin pudor alguno acabó de quitarle la camisa y el sujetador, entonces me abalance hacia el para besarle en los labios, al no ser suficiente decidí morderle el cuello con mucha prisa continuamos quitándonos  la ropa como si nos  sobrase para dejar paso a toda la pasión como las ganas que teníamos uno del otro, me tiró a la cama cuando habíamos quedado desnudos y decidió ir con el máximo cuidado posible porque quería que fuera un día que lo recordásemos los dos como que marcase un antes y un después para nosotros, decidió llenarme de besos y mordiscos empezando desde mis labios hasta llegar a mi miembro aunque se paró en mis pechos para degustarlos como si fuera una fruta sabrosa y también lo hizo en mi abdomen para besar los lunares, cuando llegó se puso a lamer hasta darse cuenta de que lo único que hacía era disfrutar, poco después acabé mojada y era innegable que el también lo tenía erecto por lo mucho que le gustaba verme sin ropa, sin pudor alguno y entre besos en la boca decidió penetrarme despacio; mientras iba cogiendo ritmo y el calor aumentaba  cada vez más, los dos éramos incapaces de ahogar los gritos de placer, los besos cada vez más apasionados, las miradas que tanto hablaban por nosotros como nuestros cuerpos, los te quieros como te amos que no dejábamos de repetir mientras iba llegando el momento para el orgasmo ambos , sin olvidar los arañazos en las espaldas de cada uno. No sabría decir con certeza lo mágico que fue para ambos, quizá comprendí que tras hacerlo la primera vez pese a estar muerta de miedo alguien te da la seguridad para enseñarte que hay miles de formas para demostrar tus sentimientos por una persona, tanto es así que su presencia hace los días más brillantes aunque haya muchas tormentas.

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