lunes, 13 de junio de 2016

Un nuevo comienzo

Todo comenzó cuando llegaste a mi vida, yo sin ni siquiera saber todo lo que acarrearía el que aparecieras, aunque si en un primer momento creía que era maravilloso, al final descubrí que era peor que el infierno. Porque acabé viviendo por y para ti, sin tú dar muestras de hacer lo mismo,  pero lo acabé pagando muy caro ya que tuve que dejar de relacionarme con mis amigos por tus ataques de celos mientras que lo único que podía hacer era estar con los tuyos.

En un principio sonaba fantástico, aunque a medida de que el tiempo iba corriendo, descubrí que la realidad era bien diferente porque en el medio año de nuestra relación, por mucho que intentase obviar el color miel de tus ojos, sentías atracción por mi mejor amiga y, al final un día, sin previo aviso, ella vino a visitarte a tu casa ya que no estaba; aprovechaste la oportunidad para pillarla desprevenida, confesarle lo que sentías por ella y, sin daros cuenta supuestamente, al final lo acabasteis haciendo salvajemente en el sofá que había en tu casa, dejando que vuestros cuerpos se fundieron uno en el otro.

Un tiempo antes de que acabara nuestra relación, me sentía enferma. Pensé que era por haber ido a cuidarte cuando tenías la monocucleosis, pero al no estar segura, decidí ir al hospital. Y me lo prohibiste, pero me sentía tan mal que fui, y por ello me dejaste, reprochándome días después, noche y día, mi falta de confianza en ti, insistiendo en que tenía que ganarme tu confianza. No me dejabas comer ni dormir, y mientras yo me encontraba cada vez con menos fuerzas, porque para más inri, tenía que cuidar de mi abuela enferma, y acabé empeorando mi salud por la falta de descanso, de alimento, de vida. Hasta me llamabas a las cinco de la mañana para confirmar que no me había ido con otro, sabiendo en todo momento absolutamente todo lo que hacía.

 Un día que me encontraba en casa de una amiga, la cual intentaba rescatarme de ese bucle de malestar, fui a ducharme y de repente me quedé perpleja al ver que no paraba de sangrar. Sólo era capaz de mirar cómo la sangre y el agua corrían mientras las lágrimas no dejaban de caer a mares. No era una enfermedad lo que tenía, había estado embarazada. Agradezco a mi amiga que me reconfortó diciendo que no me preocupase y que al final, todo acabaría saliendo bien.

Cuándo me decidí a contártelo, lo único que me dijiste fueron cosas horrorosas, que me hacían cada día más daño y sólo provocaban que me hundieran. Lo que conseguiste fue que, cuando fui al concierto de Raúl a Barcelona, aprovechando que me encontraba en la estación de Sants, querer tirarme delante de un tren y acabar con todo. Antes decidí escribir unos cuantos SMS a mis seres queridos  para despedirme, pero un amigo vino a recogerme para llevarme a Alicante y evitar que hiciera una tontería sin remedio.

Necesité mucha ayuda para recuperarme plenamente del todo y al final encontré un hobbie para rehacer los pedazos rotos de mi corazón. También era una manera de entretenimiento, y además, llené mi tiempo estudiando, para evitar pensar en ti.