lunes, 3 de noviembre de 2014

Palabras de viento , gestos de agua

Muchas personas en el mundo suelen comportarse así con el resto que los rodea, sus palabras son del viento pues las dicen y luego a la hora de cumplir ciertas cosas son las primeras en ser como el agua que cambian según el estado de ánimo en el que se encuentra aunque también cómo les cae o los actos y gestos que ha tenido esa persona con ella . También puede ser el caso de decir tras muchos momentos malos que en verdad sabe apreciar las amistades que posee para luego por cambiar cual veleta en función de su relación de pareja ,aún así se puede decir que hay gente que “ama “ a su pareja aunque si no puede soportar más sus continuos problemas es el primero en hundirla sin importarle lo más mínimo, dar muestras de que mucho no le importa eso sí es una venganza por todo lo que le ha sucedido , en esos momentos en los que muestra que puede llegar a ser él peor de cómo te pone a ti o después de lo que dice de ti para salir a defenderla.


Poco a poco los gestos más que las palabras dicen la persona que eres y quizás en lo que te convertirás aunque no hay que olvidar que las palabras son las que nos duelen como de la misma forma son aquellas que el universo hace que se cumplan al igual que nos devuelve aquello que damos nos guste o no , porque cada uno debe asumir todas las consecuencias de sus actos porque más tarde o más temprano terminan recibiéndolo, pues la vida te da lo mismo que das.

 Las palabras serán como el viento si no les dan sentido mediante sus hechos mientras tanto si no llegan a cumplirse terminan sin dar veracidad y sentido a lo que decimos porque no lograremos apoyarnos en las palabras para dar sentido de certeza a aquello que hacemos; los gestos deben ser sólidos como las piedras o montañas poseemos , no sirve de nada ser solubles como si siguiésemos las corrientes de agua o sus ciclos porque de nada servirá ni llegarás a entender tú mismo tus propios cambios de actitud en función del tema mencionado o el tema que se debata ; puedo admitir que cada uno somos un mundo aun así no nos movemos según la dirección en la que venga el viento.

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