¿Qué ironía verdad? Que alguien te abra las puertas para que entres en su vida pese a que haya algo, digamos un sexto sentido, que te dice que no es de fiar. No le haces caso porque lo haces por un bien mayor, y esperas estar equivocado o que no suceda nada que te haga darte cuenta de que tu percepción era la correcta aunque estuviera disfrazada demasiado bien para que no hubiera una persona de mostrarse tal y como es.
Porque lo bueno, es que la verdad sale siempre a la luz, como también se ve cómo son las personas realmente sin filtros. Ahora ha llegado el momento de que dejes de fingir, mentir y jugar con los sentimientos de las personas que te rodean, o lo han echo alguna vez, como también su aprecio hacia ti.
Es curioso la forma tan peculiar que tienes para dejarlos de lado a todos ellos y aprovechar al máximo el momento, sin ni siquiera pararse a pensar en las consecuencias que eso conlleva, bien sean a corto, medio o largo plazo, como también el tener herramientas necesarias para labrarse un futuro. Digamos que tienes más defectos que virtudes, tú con tus actos bien que así lo demuestra además están tus descontextualizaciones en alguna ocasión, tus comidas de olla, muchas veces llevadas al extremo con leves pinceladas de exageraciones desmedidas, que provocan demasiado nerviosismo al receptor, tus evasivas continuas cuando quieres evitar un tema concreto, tus no sé tu sabrás que dicen más de lo que imaginas; lo peor de todo es que tú vives con los pies en las nubes en un mundo demasiado idílico incapaz de ser alguna vez real si por azares del destino crees que en una fusión de ambos te verás como una reina dónde se han mezclado todas tus fantasías junto con el mundo crudo del que día a día intentas evadirte.
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