Cabe decir que es un problema que se da en muchos ámbitos como también hogares, si bien lo más complicado es estar en la situación como también a su vez darse cuenta de ello, el maltratador busca aislar a su víctima para evitar que logre salir de dicha situación.
También debemos ser conscientes de que las víctimas debido a sus sentimientos piensan que podrán cambiarlo para que todo vuelva a ser como antes de que esto ocurriese, debemos darnos cuenta de que la sociedad da la espalda a las víctimas aunque teniendo en cuenta que está basada en el patriarcado y por ello se debería de pensar en ayudarla en vez de ignorarla.
Los agresores tienen dos caras como el dios Jano que es una deidad del panteón romano, pues de puertas para fuera se comporta como una persona civilizada mientras que en su propia casa se comporta cómo la persona que es en realidad, sin tapujos y sin embargo aún no hemos sido capaces de darnos cuenta de lo que se puede esconder tras unas paredes mientras que la víctima acaba perdiendo su propia voz, su identidad, sus sueños.
Lo importante para que empiece a cambiar las cosas para la víctima es que de el paso para denunciar a su agresor, en éstos momentos se necesita tener apoyos suficientes como para sentirse segura, porque no es la misma persona antes de que aquello comenzase además de que tendrá que empezar otra vez desde 0 a rehacer su vida, dejando poco a poco todo aquello que la hizo sufrir, así mismo pasar las páginas apropiadas y sacar el mejor aprendizaje posible, evitando que le vuelva a suceder.
Hay que comprender que en muchas ocasiones el agresor no se da cuenta de aquello que está haciendo o que está actuando mal, debido a que ha sido una conducta aprendida durante mucho tiempo puesto que es posible que sea debido a que en su casa era lo habitual, por lo que piensa que actuar de esa forma es demostrar su cariño hacia ella.
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