¿Qué fácil vemos los errores de los demás? Algo curioso especialmente cuando nos cuesta ver lo nuestros propios, más que nada porque se prefiere señalar y juzgar sin ningún miramiento mientras que se ataca con palabras las más hirientes según la situación, aunque ni tan siquiera nos paramos a ponernos en el lugar de la otra persona es más cómodo verlo desde fuera. Mientras preferimos hacer responsables a los demás en vez de hacerlo nosotros mismos, comprendiendo que primero debemos pensar en cambiarnos a nosotros mismos antes de cambiar el mundo que nos rodea aunque con eso conlleve cambiar perspectivas, pensamientos que nos limitan mientras nos ahogan en silencio y nos ocultan las alas hacia la libertad que tanto ansiamos; no sé si será por los miedos o temores que están demasiado escondidos en nuestro interior que no tenemos miedo a mostrar al mundo.
Debemos ser conscientes de que damos demasiadas cosas por sentado, solemos exigir a la gente que nos rodea en ocasiones atención mientras que en otras es cariño quizá por nuestras carencias emocionales y también porque posiblemente prefiramos prestar atención a otros que a nosotros mismos, sería precioso aprender a conocernos de verdad como también a escucharnos como a nuestro cuerpo seguramente así seríamos más felices y viviríamos rodeados de personas tan maravillosas como lo somos tods y cada uno de nosotros; eso no significa ni mucho menos que esté en nuestra vida sin importar lo pronto que haya llegado o lo mucho que nos haya demostrado. Tenemos que aprender a vivir con nuestros errores y miedos, debemos alejar de nuestro camino todo aquello que no nos aporte nada porque acabaremos siendo infelices si nos vemos incapaces de cambiar la situación aunque eso no quita que hayan decidido irse por algún motivo aunque al principio nos duela y nos sintamos impotentes, recordemos que hay personas que su paso por nuestra vida tienen razones como motivos por mucho que los logremos entender o no les encontremos explicación en ningún momento porque escapan a la razón, que tienen una fecha de vencimiento por mucho que nos cueste hacernos a la idea.
q razón bonito bárbara.
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