Primero de todo en un primer momento todo era bonito, supongo que viene en parte por la curiosidad, emoción y la felicidad que sientes al conocer a gente con la que conectas de alguna forma, sumado a ello es el compartir aficiones comunes aún teniendo una franja de edad un poco dispar dentro del " el grupo de amigos". Lo segundo fue el encontrar, en cierta manera, la forma de compartir vivencias, no solo presencialmente sino también a través de aplicaciones donde en mayor o menor grado de complicidad como de sinergia; por desgracia para algunos, crear simbiosis no siempre tiene que ver con la afinidad ni tan siquiera con la personalidad, puesto que hay ocasiones que la verdad termina por salir a la luz. Tampoco ayuda el haber sido capaz de mostrar tus vulnerabilidades cuando te han vendido una falsa confianza, para al final buscar herir por actitudes caprichosas en vez de apelar a la empatía para buscar soluciones.
Posiblemente no haya sido lo suficientemente importante en vuestras vidas para tener otra oportunidad. Me consuela que al menos os dejáis cegar por una supernova que terminará por convertirse tarde o temprano en un agujero negro, aún así soy lo suficientemente consciente para autorregular mis neurotransmisores hallando un cierto equilibrio en comparación a vosotros; aún teniendo emociones intensas tampoco dejo que me arrastren como un tsunami hacia la costa ni tampoco como una montaña rusa, porque así es vuestra manera de tratar a quienes llegan y pretenden quedarse.
Que sí, que puedo ser muchas cosas, todas aquellas con las que sin duda os gusta etiquetarme. Aún con eso, tengo claro que me parece innecesario castigar a las personas que comprenden mi círculo, minimizar sus problemas e incluso si es necesario encontrar soluciones en la que ambas partes salgan beneficiadas. Ni con ésas sería capaz de mostrar cierta crueldad por llamarlo así con etiquetas mordaces e hirientes a quien considero amigo porque ése sin duda no es mi estilo, parece a todas luces una manera indirecta de clavar puñales en espaldas ajenas e irónicamente tenderles la mano cuando necesitan un apoyo para continuar. Imagino que esto tenía fecha de caducidad para unos más que para otros. Supongo que 244 días era la fecha del punto y final, a fin de cuentas terminé siendo un daño colateral, por ende no merecía la pena ni insistir; al menos hubo en un su momento una opción de teneros entre las paredes de mi casa sin ningún tipo de impedimento; no obstante si eso hubiera sucedido igual tendrías otro concepto, pero que tarde o temprano se vería mancillado por juicios de alguien que no tiene en consideración la palabra amistad en función de quién se trate.
Diría que es doloroso o al menos lo fue durante un tiempo, aún sin tener respuesta fueron suficientes para cerrar puertas y círculos de aquéllos tipos de personas que prefieren que primen sus prioridades con caprichos incluidos, en vez de dar un buen uso de las responsabilidades afectivas que tanto ostentan poseer.
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