Hoy en día es muy fácil juzgar a la gente que nos rodea por las apariencias sumado a ello están las habladurías todas por norma general malas, la envidia, el odio y el rencor también está el querer ser más que los demás, el compararse continuamente con otra persona por mostrar que somos mejores que con aquellos con los que nos comparamos o sólo por sentirnos mejor en cuánto a nuestros logros o caídas. De todas maneras no solemos ser conscientes de lo que decimos, tampoco la forma y las palabras aún así exigimos demasiado tanto a la gente y ni hablemos de nosotros mismos, también debemos ser conscientes de que nuestras palabras como nuestros actos a las personas de alguna forma hacen daños a quiénes nos rodean aún así del mismo modo que a nosotros los suyos; que no todos aquellos que nos prometen que estarán ahí se quedarán cuando surgan las adversidades tampoco podemos pretender que muchas personas se queden en tu vida sólo porque significan algo para ti y que quizá los que dicen quererte como los para siempre de muchos no duran eternamente, tampoco los te quiero pese a que las palabras se las lleva el mientras que los actos son los que hablan diciendo más sobre las personas como sus intenciones.
A día de hoy preferimos señalar con el dedo por las cosas que nos parecen mal de las personas, juzgarlos en vez pararnos y preguntarles las razones por las que han tenido que actuar o los motivos que les impulsaron a hacerlo, además de que cuándo criticamos a alguien solamente estamos hablando de alguna forma de nosotros; por lo que quizá debamos ser más respetuosos, apreciar los pequeños gestos que tienen con nosotros y valorarlos además de que también de alguna forma tengamos gestos con aquéllos que los tienen con nosotros no simplemente con los de siempre si no con todos en su medida justa.
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